Llegados a este punto parece absurdo negar el atractivo al alza generado por la popularidad de las viejas bandas sonoras del porno. Sin ir más lejos, en los foros de Internet cada vez son más frecuentes las discusiones sobre el tema, reavivando así la polémica sobre su valor real como expresión artística entre las nuevas generaciones de pajeros desocupados con modem. Sólo así puede explicarse la proliferación de un nuevo modelo de geek erotómano que justifica su interés por el porno duro en términos estrictamente musicales.

Sin ir más lejos, el texano John Dial (popularmente conocido como DJ Vanyanovitch) es uno de los más claros exponentes de esta nueva cuadrilla de incondicionales. Desde su página web lleva a cabo su particular cruzada por renovar el prestigio del género, ofreciendo un enciclopédico repaso de su catálogo privado mediante descargas en formato MP3 y dando cobijo a su propia emisora de radio. Podemos encontrar similar es prestaciones al respecto en www.soulstrut.com, una página más centrada en la práctica del sample y la cultura hip-hop y en la que podemos disfrutar de un amplísimo abanico de «porn beats” en comunión con muestreos de funk psicodélico, soul y música disco. En ambos casos los cortes son seleccionados con esmero arqueológico y cuentan con numerosos links para rastrear la huella de temas clásicos que han sido profanados (y viceversa) como acompañamiento musical de algunos éxitos del cine porno.